En mi primera clase de Neurobiología, mis compañeros y yo esperábamos sumergirnos en conceptos complejos sobre las neuronas y las células gliales. Sin embargo, el profesor nos sorprendió con un enfoque diferente: comenzó hablando de los dioses griegos del sueño, Morfeo e Hipnos. Nos explicó que sin ellos, todo lo que estábamos por aprender no tendría sentido, ni podría ser retenido.
Así, descubrí una verdad crucial: no podemos hablar de la salud del cerebro, ni del aprendizaje, sin hablar del sueño. Es uno de los pilares más importantes para optimizar nuestra capacidad cognitiva y nuestra vida en general, pero irónicamente, también es uno de los más ignorados.
El sueño: el combustible del cerebro
Podemos pasar más tiempo sin comer ni beber que sin dormir. Esa es la magnitud de su importancia. El sueño no es simplemente un "descanso", es el momento en que nuestro cerebro se regenera, refuerza conexiones neuronales y procesa todo lo que hemos aprendido durante el día. Es un espacio de consolidación y recuperación que no podemos ignorar si queremos mejorar nuestra salud mental y capacidad para aprender.
Dormir para aprender: lo que sucede en tu cerebro
Dormir la cantidad adecuada de horas para cada edad es clave. Durante el sueño, nuestro cerebro revisita y refuerza lo aprendido en el día, creando nuevas sinapsis, como si volviera a trazar un sendero que se fortalece cada vez más. Las tan mencionadas 8 horas son solo una referencia; es importante que cada persona descubra cuánto tiempo de sueño le resulta más reparador y efectivo para su bienestar.
Pero no se trata solo de la cantidad. La calidad del sueño es igualmente esencial. Dormir de manera ininterrumpida y atravesando todos los ciclos de sueño (incluyendo el sueño REM y No REM) es vital para la renovación de nuestro sistema nervioso. Dormir "a los saltos" o en un entorno inseguro impide que el cerebro alcance el descanso profundo que necesita.
¿Cómo mejorar tu sueño?
Mejorar tu sueño no es solo una cuestión de dormir más horas, sino de optimizar tus hábitos para garantizar que cada noche sea reparadora y productiva para tu cerebro. Aquí te dejo algunos consejos esenciales:
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Mantené una rutina regular: Acostate y levantate siempre a la misma hora, incluso los fines de semana. Nuestro cerebro se adapta mejor cuando tiene un ritmo constante y predecible.
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Evitá el uso de pantallas antes de dormir: Al menos una hora antes de acostarte, alejás las pantallas. La luz azul que emiten interfiere con la producción de melatonina, una hormona esencial para conciliar el sueño.
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Registrá tu sueño: Anotá cuántas horas dormís cada noche y cómo te sentís al despertar. Esto te ayudará a identificar la cantidad de horas de sueño que tu cuerpo realmente necesita para descansar y afianzar los aprendizajes del día.
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Creá un entorno seguro: Dormí en un lugar donde te sientas cómodo y seguro. Un entorno adecuado permite que tu cuerpo y mente alcancen un sueño profundo y reparador.
Cuidar tu cerebro es cuidar tu aprendizaje
Debemos asegurarnos de que nuestro cerebro esté en las mejores condiciones posibles para absorber, procesar y aplicar lo aprendido.
El sueño no es solo una cuestión de descanso; es una herramienta clave para tu crecimiento personal y profesional. ¡Cuidá tu sueño y verás cómo mejora tu capacidad para aprender y contribuir!